29 de febrero de 2016
FUNERAL Y ENTIERRO EN PORTO
Ha fallecido D. David Allegue Rivera (34años) D.E.P.
Salida del Tanatorio de Artabria, el martes 1 de marzo, a las 16:30h.
Funeral, de cuerpo presente, en la Parroquia de San Martín de Porto, a las 17:00h. Y a continuación entierro en el cementerio parroquial.
Salida del Tanatorio de Artabria, el martes 1 de marzo, a las 16:30h.
Funeral, de cuerpo presente, en la Parroquia de San Martín de Porto, a las 17:00h. Y a continuación entierro en el cementerio parroquial.
26 de febrero de 2016
ENTIERRO Y FUNERAL EN PORTO
Ha fallecido Dª Celia Villar Lourido (87años) D.E.P.
Entierro en el cementerio parroquial de San Martín de Porto el sábado, 27 de febrero, a las 18:45h.
Misa Funeral el lunes 29 de febrero, a las 18:00h en la Iglesia Parroquial.
Misa de ánima, el Domingo 6 de marzo a las 12:30h, en la Iglesia Parroquial.
Entierro en el cementerio parroquial de San Martín de Porto el sábado, 27 de febrero, a las 18:45h.
Misa Funeral el lunes 29 de febrero, a las 18:00h en la Iglesia Parroquial.
Misa de ánima, el Domingo 6 de marzo a las 12:30h, en la Iglesia Parroquial.
14 de febrero de 2016
13 de febrero de 2016
Declaración conjunta del Papa Francisco y del Patriarca Kiril de Moscú y Toda Rusia
"Que la gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios y la participación del Espíritu Santo estén con todos
vosotros" (2 Corintios 13,13).
1. Por la voluntad
de Dios Padre, de quien procede todo don, en el nombre de Nuestro Señor
Jesucristo, con la ayuda del Espíritu Santo Consolador, nosotros, Francisco,
Papa y Obispo de Roma, y Kiril, Patriarca de Moscú y Toda Rusia, reunimos hoy
en La Habana. Damos gracias a Dios, glorificado en la Santísima Trinidad,
por este encuentro, el primero en la historia.
Con alegría, nos
reunimos como hermanos en la fe cristiana que se encontraron para
"hablar... personalmente" (2 Juan, 12), de corazón a corazón, y discutir
las relaciones mutuas entre las Iglesias, los problemas palpitantes de
nuestro rebaño y las perspectivas del desarrollo de la civilización humana.
2. Nuestro
encuentro fraterno se llevó a cabo en Cuba, en la encrucijada entre el Norte y
el Sur, el Este y el Oeste. Desde esta isla, un símbolo de esperanza del
Nuevo Mundo y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo
XX, dirigimos nuestras palabras a todas las naciones de América Latina y de
otros continentes.
Nos alegra el
hecho de que hoy en día aquí la fe cristiana evoluciona dinámicamente. El
potencial religioso de gran alcance en América Latina, sus tradiciones
cristianas multiseculares, manifestadas en la experiencia personal de millones
de personas, son clave para un gran futuro de esta región.
3. Al reunirnos a
distancia de las antiguas disputas del Viejo Mundo, sentimos muy
fuertemente la necesidad de colaboración entre los católicos y los ortodoxos,
que deben estar siempre preparados para responder a cualquiera que les pida
razón de la esperanza (1 Pedro 3, 15).
4. Damos gracias a
Dios por los dones que hemos recibido a través de la venida al mundo de su Hijo
Unigénito. Compartimos la Tradición espiritual común del primer milenio del
cristianismo. Los testigos de esta Tradición son la Santísima Madre de Dios,
la Virgen María, y los santos a quienes veneramos. Entre ellos están
innumerables mártires que mostraron su fidelidad a Cristo y se convirtieron en
"la semilla de cristianos".
5. A pesar de
tener la Tradición común de diez primeros siglos, los católicos y los
ortodoxos, durante casi mil años, están privados de comunicación en la
Eucaristía. Permanecimos divididos dado a las heridas causadas por los
conflictos del pasado lejano y reciente, por las diferencias heredadas de
nuestros antepasados, en la comprensión y la explicación de nuestra fe en Dios,
un ser único que existe como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Lamentamos
la pérdida de la unidad, que era una consecuencia de la debilidad y la
pecaminosidad humana, que se produjo a despecho de la oración del Primer
Sacerdote, Cristo Salvador: "Te pido que todos ellos estén unidos; que
como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para
que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17, 21).
6. Conscientes de
muchos obstáculos que hay que superar, esperamos que nuestro encuentro
contribuya a la obtención de la unidad mandada por Dios, por la que Cristo
había rezado. Que nuestro encuentro inspire a los cristianos de todo el mundo
para invocar con el nuevo fervor al Señor, orando sobre la plena unidad de
todos sus discípulos. Que ésta, en el mundo que espera de nosotros no sólo
palabras, sino acciones, sea un signo de esperanza para todas las personas de
buena voluntad.
7. Teniendo
firmeza en hacer todo lo necesario para superar las diferencias históricas
heredadas por nosotros, queremos reunir nuestros esfuerzos a fin de dar
testimonio del Evangelio de Cristo y del patrimonio común de la Iglesia del
primer milenio, respondiendo conjuntamente a los desafíos del mundo moderno. Los
ortodoxos y los católicos deben aprender a llevar el testimonio común de la
verdad en aquellas áreas, en las que es posible y necesario. La
civilización humana ha entrado en un período de cambios epocales. La conciencia
cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten que permanezcamos
indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta.
8. Nuestra
atención está dirigida principalmente hacia aquellas regiones del mundo
donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de
Oriente Medio y África del Norte, se exterminan familias completas de nuestros
hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos.
Sus templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los
santuarios - a la profanación, los monumentos - a la demolición. En Siria,
Irak y otros países de Oriente Medio observamos con dolor el éxodo masivo de
cristianos de la tierra donde nuestra fe comenzó a extenderse, y donde
ellos vivían a partir de los tiempos apostólicos, junto con otras comunidades
religiosas.
9. Hacemos un
llamamiento a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar
un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio. Levantando
nuestras voces en defensa de los cristianos perseguidos, también solidarizamos
con sufrimientos de seguidores de otras tradiciones religiosas, que se han
convertido en víctimas de la guerra civil, el caos y la violencia terrorista.
10. En Siria e
Irak esta violencia ha cobrado miles de vidas, dejando sin hogares y medios de
vida a unos millones de personas. Hacemos un llamamiento a la comunidad
internacional a unirse para poner fin a la violencia y al terrorismo y
al mismo tiempo, a través del diálogo, a contribuir a la pronta obtención de la
paz civil. Se requiere una ayuda humanitaria de gran escala para el pueblo que
sufre, y para muchos refugiados en los países vecinos.
Solicitamos a
todos los que pueden, influir en el destino de todos los secuestrados,
incluyendo a los Metropolitas de Alepo, Pablo y Juan Ibrahim, capturados en
abril de 2013, para hacer todo lo necesario a fin de su pronta liberación.
11. Enviamos
oraciones a Cristo, Salvador del mundo, sobre el establecimiento en suelo de
Oriente Medio de la paz, que es producto de la justicia (Isaías 32, 17),
sobre el fortalecimiento de la convivencia fraterna entre diversos pueblos,
Iglesias y religiones situados en esta tierra, sobre el regreso de los
refugiados a sus casas, sobre la curación de los heridos y el reposo de almas
de las víctimas inocentes.
Dirigimos a
todas las partes que puedan estar involucradas en los conflictos, un
ferviente llamamiento para manifestar buena voluntad y llegar a la mesa de
negociación. Al mismo tiempo, es necesario que la comunidad internacional haga
todos los esfuerzos posibles para poner fin al terrorismo mediante acciones
comunes, conjuntas y sincronizadas. Hacemos un llamamiento a todos los
países involucrados en la lucha contra el terrorismo, a las acciones
responsables y prudentes. Hacemos un llamado a todos los cristianos y a todos
los creyentes en Dios para rezar al Señor Creador y Providente que cuida el
mundo, que guarde su creación de la destrucción y no permita una nueva guerra
mundial. Para que la paz sea duradera y fiable, se requieren esfuerzos especiales
destinadas al regreso a los valores comunes, que nos unen, basados en el
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
12. Admiramos la
valentía de aquellos que entregan sus vidas por haber dado testimonio de la
verdad del Evangelio, prefiriendo la muerte ante la abjuración de Cristo. Creemos
que los mártires de nuestros tiempos, procedentes de diferentes Iglesias, pero
unidos por un sufrimiento común, son la clave para la unidad de los cristianos.
A vosotros, los que sufren por Cristo, dirige su palabra el Apóstol del Señor:
"Queridos hermanos,... alegraos de tener parte en los sufrimientos de
Cristo, para que también os llenéis de alegría cuando su gloria se
manifieste" (1 Pedro 4, 12-13).
13. En esta
época turbadora se necesita el diálogo interreligioso. Las diferencias en
comprensión de las verdades religiosas no deben impedir que las personas de
diversas religiones vivan en paz y armonía. En las circunstancias actuales, los
líderes religiosos tienen una responsabilidad especial por la educación de su
rebaño en el espíritu de respeto por las creencias de aquellos que pertenecen a
otras tradiciones religiosas. Los intentos de justificar actos criminales por
consignas religiosas son absolutamente inaceptables. Ningún crimen puede ser
cometido en el nombre de Dios, "porque Dios es Dios de paz y no de
confusión" (1 Corintios 14, 33).
14. Atestiguando
el alto valor de la libertad religiosa, damos gracias a Dios por el renacimiento
sin precedentes de la fe cristiana que ahora se lleva a cabo en Rusia y muchos
países de Europa del Este, donde por décadas han gobernado regímenes ateos.
Hoy en día, las cadenas del ateísmo militante cayeron, y en muchos lugares los
cristianos son libres de profesar su fe. Durante un cuarto de siglo, aquí se
erigieron decenas de miles de nuevos templos, se abrieron cientos de
monasterios y escuelas teológicas. Las comunidades cristianas realizan amplias
actividades caritativas y sociales, prestando diversa asistencia a los
necesitados. Los ortodoxos y los católicos a menudo trabajan hombro con
hombro. Ellos defienden la base espiritual común de la sociedad humana,
dando testimonio de los valores evangélicos.
15. Al mismo
tiempo, nos preocupa la situación que tiene lugar en tantos países, donde los
cristianos enfrentan cada vez más la restricción de la libertad religiosa
y del derecho a dar testimonio sobre sus creencias y a vivir de acuerdo con
ellas. En particular, vemos que la transformación de algunos países en las
sociedades secularizadas, ajenas de cualquier memoria de Dios y su verdad, implica
una grave amenaza para la libertad religiosa. Estamos preocupados por la
limitación de los derechos de los cristianos, por no hablar de la
discriminación contra ellos, cuando algunas fuerzas políticas, guiadas por
la ideología del secularismo que en numerosos casos se vuelve agresivo,
tienden a empujarles a los márgenes de la vida pública.
16. El proceso de
la integración europea, que comenzó después de siglos de conflictos
sangrientos, fue acogido por muchas personas con esperanza, como prenda de paz
y seguridad. Al mismo tiempo, advertimos en contra de aquella clase de
integración que no respeta la identidad religiosa. Respetamos la
contribución de otras religiones a nuestra civilización, pero estamos
convencidos de que Europa debe mantener la fidelidad a sus raíces cristianas.
Hacemos un llamamiento a los cristianos en Europa Occidental y Europa Oriental
a unirse a fin de dar testimonio conjunto sobre Cristo y el Evangelio, para que
Europa mantenga su alma formada por dos mil años de la tradición cristiana.
17. Nuestra
atención está destinada a las personas que se encuentran en una situación
desesperada, viven en la pobreza extrema en el momento en que la riqueza de la
humanidad está creciendo. No podemos permanecer indiferentes al destino de
millones de migrantes y refugiados que tocan a las puertas de los países ricos.
El consumo incontrolado, típico para algunos estados más desarrollados, agota
rápidamente los recursos de nuestro planeta. La creciente desigualdad en la
distribución de bienes terrenales, aumenta el sentido de la injusticia del
sistema de las relaciones internacionales que se está implantando.
18. Las Iglesias
cristianas están llamadas a defender exigencias de la justicia, del respeto a
las tradiciones nacionales y de la solidaridad efectiva con todos los que
sufren. Nosotros, los cristianos, no debemos olvidar que "para avergonzar
a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para
avergonzar a los fuertes ha escogido a los que el mundo tiene por débiles. Dios
ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a
los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir
delante de Dios" (1 Corintios 1, 27-29).
19. La familia
es el centro natural de la vida de un ser humano y de la sociedad. Estamos
preocupados por la crisis de la familia en muchos países. Los ortodoxos y los
católicos, compartiendo la misma visión de la familia, están llamados a
testificar acerca de la familia como de un camino hacia la santidad, que se
manifiesta en la fidelidad mutua de los cónyuges, su disponibilidad para dar a
luz a los niños y formarles, en la solidaridad entre las generaciones y el
respeto hacia los enfermizos.
20. La familia es
fundada sobre el matrimonio que es un acto libre y fiel de amor entre un hombre
y una mujer. El amor fortalece su unión, les enseña a aceptar uno a otros como
a un don. El matrimonio es la escuela del amor y de la fidelidad. Lamentamos
que otras formas de convivencia se equiparan ahora con esta unión, y la visión
de la paternidad y la maternidad como de especial vocación del hombre y de la
mujer en el matrimonio, santificada por la tradición bíblica, se expulsa de la
conciencia pública.
21. Hacemos un
llamamiento a todos para respetar el derecho inalienable a la vida. Unos
millones de bebés están privados de la propia posibilidad de aparecer a la luz.
La sangre de los niños no nacidos pide a gritos a Dios que haga justicia.
(Génesis 4, 10).
La divulgación de
la así llamada eutanasia conduce al hecho de que los ancianos y enfermos
comienzan a sentirse carga excesiva para su familia y la sociedad en conjunto.
Expresamos nuestra
preocupación por el uso cada vez más extendido de las tecnologías biomédicas
de reproducción, porque la manipulación de la vida humana es un ataque
contra los fundamentos del ser de la persona creada a imagen de Dios.
Consideramos que nuestro deber es hacer acordarse sobre la inmutabilidad de los
principios morales cristianos, basados en el respeto por la dignidad de la
persona que está destinada a la vida de acuerdo con el plan de su Creador.
22. Queremos hoy
dirigir unas palabras especiales a la juventud cristiana. Vosotros, los
jóvenes, no debéis esconder dinero en la tierra (Mateo 25, 25), sino usar todas
las dotes dadas por Dios, para afirmar la verdad de Cristo en el mundo,
realizar los mandamientos evangélicos del amor a Dios y al prójimo. No
tengáis miedo de ir contra la corriente, defendiendo la verdad de Dios, con
la que no siempre se ajustan las normas seculares modernas.
23. Dios os ama y
espera de cada uno de vosotros que seáis sus discípulos y apóstoles. Sed la luz
de este mundo, para que otros, viendo el bien que hacéis, alaben todos a
vuestro Padre que está en el cielo (Mateo 5, 14-16). Educad a los niños en la
fe cristiana para entregarles la perla preciosa de la fe (Mateo 13, 46) que
recibisteis de vuestros padres y antepasados. No olvidéis que "Dios os ha
comprado por un precio" (1 Corintios 6, 20), el precio de la muerte en la
cruz de Dios Hombre, Jesucristo.
24. Los ortodoxos
y los católicos están unidos no sólo por la Tradición común de la Iglesia del
primer milenio, sino también por la misión de predicar el Evangelio de
Cristo en el mundo contemporáneo. Esta misión requiere respeto mutuo entre
los miembros de las comunidades cristianas, excluye cualquier forma del
proselitismo.
No somos
competidores, sino hermanos: debemos arrancar de este concepto
ejecutando todas actividades relacionadas con nuestros lazos y contactos con el
mundo exterior. Instamos a los católicos y a los ortodoxos de todo el mundo
para aprender a vivir juntos en paz, amor y armonía unos con otros (Romanos
15, 5). Es inaceptable el uso de medios incorrectos para obligar a los fieles a
pasar de una Iglesia a otra, dejando de lado su libertad religiosa y sus
propias tradiciones. Estamos llamados a poner en práctica el mandamiento de San
Pablo Apóstol y "anunciar el evangelio donde nunca antes se había oído
hablar de Cristo, para no construir sobre cimientos puestos por otros"
(Romanos 15, 20).
25. Esperamos que
nuestro encuentro contribuya a la reconciliación donde hay tensiones entre los
greco-católicos y los ortodoxos. Hoy en día es obvio que el método de
"la unión" de los siglos pasados que implica la unidad de una
comunidad con la otra a costa de la separación de su Iglesia, no es la manera
de restaurar la unidad. Al mismo tiempo, las comunidades eclesiásticas que
han aparecido como resultado de circunstancias históricas tienen derecho a
existir y hacer todo lo necesario para satisfacer menesteres espirituales de
sus fieles, buscando la paz con sus vecinos. Los ortodoxos y los
greco-católicos necesitan la reconciliación y la búsqueda de formas de
convivencia mutuamente aceptables.
26. Lamentamos
el enfrentamiento en Ucrania que ya cobró muchas vidas, causó sufrimientos
innumerables a los civiles, hundió la sociedad en una profunda crisis económica
y humanitaria. Hacemos un llamamiento a todas las partes del conflicto a tener
prudencia, mostrar la solidaridad social y trabajar activamente para el
establecimiento de la paz. Instamos a nuestras Iglesias en Ucrania a trabajar
para lograr la armonía social, abstenerse de participar en la confrontación y
de apoyar el desarrollo del conflicto.
27. Esperamos que
la división entre los creyentes ortodoxos en Ucrania sea vencida sobre la
base de las normas canónicas existentes, que todos los cristianos ortodoxos
de Ucrania vivan en paz y armonía, y que las comunidades católicas del país
contribuyan a ello, para que nuestra hermandad cristiana sea aún más evidente.
28. En el mundo de
hoy, multifacético y al mismo tiempo unido por el destino común, los
católicos y los ortodoxos están llamados a colaborar fraternamente para
anunciar el Evangelio de la salvación, dar testimonio común de la dignidad
moral y la auténtica libertad humana, "para que el mundo crea" (Juan
17, 21). Este mundo, en el que se están socavando rápidamente los fundamentos
morales de la existencia humana, espera de nosotros el fuerte testimonio
cristiano en todos los ámbitos de la vida personal y social. ¿Podremos en la
época crucial dar testimonio conjunto del Espíritu de la verdad? De esto
depende, en gran medida, el futuro de la humanidad.
29. Que
Jesucristo, Dios Hombre, Nuestro Señor y Salvador, nos ayude en el anuncio
valiente de la verdad de Dios y de la Buena Noticia de salvación. El Señor nos
fortalece espiritualmente con su promesa infalible: "No tengáis miedo,
pequeño rebaño, que el Padre, en su bondad, ha decidido daros el reino"
(Lucas 12, 32).
Cristo es una
fuente de alegría y de esperanza. La fe en él transfigura la vida del ser
humano, la llena de significado. Lo han vivido por su propia experiencia todos
aquellos de los que se puede decir con las palabras de San Pedro Apóstol:
"Antes, ni siquiera erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; antes
Dios no os tenía compasión, pero ahora tiene compasión de vosotros" (1
Pedro 2, 10).
30. Llenos de gratitud
por el don de comprensión mutua que se manifestó en nuestra reunión, nos
dirigimos con esperanza a la Santísima Madre de Dios, haciendo solicitud con
las palabras de la antigua oración: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa
Madre de Dios". Que la Santísima Virgen María con su amparo fortalezca la
hermandad de todos que la veneran, para que ellos, en un momento determinado
por Dios, se junten, en paz y concordia, en el único pueblo de Dios, ¡sea
glorificado el nombre de la Trinidad Consustancial e Inseparable!
Francisco
Obispo de Roma,
Papa
de la Iglesia Católica
7 de febrero de 2016
5 de febrero de 2016
FUNERAL Y ENTIERRO EN LARAXE
Ha fallecido D. Manuel Blanco Seijas (88 años) D.E.P.
Salida del Tanatorio de San Lorenzo el sábado día 6 de febrero a las 11:30h.
Funeral, de cuerpo presente, en la Parroquia de San Mamede de Laraxe a las 12:00h. y a continuación entierro en el cementerio vecinal.
Salida del Tanatorio de San Lorenzo el sábado día 6 de febrero a las 11:30h.
Funeral, de cuerpo presente, en la Parroquia de San Mamede de Laraxe a las 12:00h. y a continuación entierro en el cementerio vecinal.
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